“Fuego y Sangre” Ya puedes leer la traducción del fragmento publicado por George R.R. Martin

“Fuego y Sangre”: Ya puedes leer la traducción del fragmento publicado por George R.R. Martin

Hace unos días, George R.R. Martin reveló un pequeño fragmento en su web de su nuevo libro “Fuego y Sangre” y la página Los Siete Reinos se encargó de traducirlo.

En el fragmento revelado, es un capítulo de Jaeharys, pero es su esposa Alysanne quien se lleva el protagonismo del momento. Gracias al portal Los siete reinos podemos disfrutar de la traducción:.

FUEGO Y SANGRE - JAEHAERYS

01 Fuego y Sangre Ya puedes leer la traduccion del fragmento publicado por George R.R. Martin

Varios años habían pasado desde que el rey había hecho progresos, así que se planeó que en el 58 DC Jaehaerys y Alysanne hicieran su primera visita a Invernalia y el Norte. Sus dragones irían con ellos, por supuesto, pero más allá del Cuello las distancias eran grandes y los caminos pobres, y el rey se había cansado de volar por delante y esperar a que su escolta le alcanzara. Esta vez, decretó, su Guardia Real, sirvientes y criados irían por delante, para dejar las cosas preparadas para su llegada. Así que tres barcos salieron de Desembarco del Rey hacia Puerto Blanco, donde la reina haría su primera parada.

Los dioses y las Ciudades Libres tenían otros planes, sin embargo. Mientras los barcos del rey iban hacia el norte, enviados de Pentos y Tyrosh acudieron a su Majestad en la Fortaleza Roja. Las dos ciudades habían estado en guerra durante tres años y deseaban ahora hacer las paces, pero no podían ponerse de acuerdo sobre dónde discutir los términos. El conflicto había causado serias disrupciones en el comercio en el Mar Angosto, hasta el punto de que el rey Jaehaerys había ofrecido a ambas ciudades su ayuda para terminar las hostilidades. Tras una larga discusión, el arconte de Tyrosh y el príncipe de Pentos se habían puesto de acuerdo en reunirse en Desembarco del Rey para arreglar sus diferencias, asumiendo que Jaehaerys actuaría de intermediario entre ellos, y garantizaría los términos de cualquier tratado resultante.

Fue una proposición que ni el rey ni su concilio sentían que podían rechazar, pero significaba posponer el progreso planeado de su majestad hacia el norte, pero había preocupación por que el notoriamente susceptible señor de Invernalia lo tomara como una afrenta. La reina Alysanne ofreció la solución. Ella iría adelante como había planeado, sola, mientras el rey hacía de huésped del príncipe y el arconte. Jaehaerys se uniría a ella en Invernalia tan pronto como la paz hubiera sido determinado. Y así quedó acordado.

02 Fuego y Sangre Ya puedes leer la traduccion del fragmento publicado por George R.R. Martin

Los viajes de la reina Alysanne empezaron en la ciudad de Puerto Blanco, donde decenas de miles de norteños acudieron a jalearle y a mirar a Ala de Plata con asombro y algo de terror. Era la primera vez que cualquiera de ellos había visto un dragón. El tamaño de las multitudes sorprendió incluso a su señor: “No sabía que había tanto pueblo llano en la ciudad”, Theodore Manderly se cuenta que dijo. “¿De dónde han salido?”.

Los Manderly eran únicos entre las grandes casas norteñas. Teniendo su origen en El Dominio hace siglos, habían encontrado refugio cerca de la boca del Cuchillo Blanco cuando sus rivales les expulsaron de sus ricas tierras en el Mander. Aunque fieramente leales a los Starks de Invernalia, habían traído sus propios dioses con ellos desde el Sur, y aún veneraban a los Siete y mantenían las tradiciones de la caballería. Alysanne Targaryen, siempre deseosa de unir entre sí a Los Siete Reinos, vio una oportunidad en la famosa por amplia familia de Lord Theomore y rápidamente se puso a concertar matrimonios. Para cuando se marchó, dos de sus damas de compañía se habían comprometido con los hijos más jóvenes de su señoría y una tercera con un sobrino; su hija más mayor y tres sobrinas, mientras tanto, habían sido añadidas a la propia corte de la reina, con la idea de que viajaran al sur con ella y allí encontraran apropiados lores y caballeros en la corte del rey.

Lord Manderly entretuvo a la reina lujosamente. En el festín de bienvenida un uro entero fue asado, y la hija del Lord, Jessamyn, actuó como copera de la reina, llenado su jarra con una fuerte cerveza norteña que su Majestad definió como mejor que cualquier vino que jamás hubiera probado. Manderly también hizo un pequeño torneo en honor a la reina, para mostrar la habilidad de sus caballeros. Uno de los luchadores (aunque no caballero) se reveló como una mujer, una chica salvaje que había sido capturada por exploradores al norte del Muro y entregado a uno de los caballeros de la corte de Lord Manderly para que la criara. Encantada con el atrevimiento de la joven, Alysanne invocó a su propia espada jurada, llamada ella Jonquil Darke; y la salvaje y la Sombra Escarlata lucharon en duelo lanza contra espada mientras los norteños rugían de aprobación.

03 Fuego y Sangre Ya puedes leer la traduccion del fragmento publicado por George R.R. Martin

Algunos días más tarde, la reina convocó a su corte de mujeres en el propio salón de Lord Manderly, una cosa nunca oída en el Norte; y más de doscientos mujeres y jóvenes se reunieron para compartir sus pensamientos, preocupaciones y pesares con su Majestad.

Tras dejar Puerto Blanco, la comitiva de la reina navegó Cuchillo Blanco arriba por sus rápidos, y después procedió a tierra hacia Invernalia, mientras la propia Alysanne volaba por delante en Ala de Plata. La calidez de su recibimiento en Puerto Blanco no fue duplicada en el ancestral asiento de los Reyes del Invierno, donde solamente Alaric Stark y sus hijos acudieron a recibir a la reina cuando su dragón aterrizó ante las puertas del castillo. Lord Alaric tenía una reputación áspera: un hombre duro, la gente decía, rígido y sin compasión, tacaño y de puño de cerrado, sin humor, sin alegría y frío. Incluso Theomore Manderly, que era su banderizo, estaba de acuerdo: Stark era muy respetado en el Norte, se decía, pero no querido. El bufón de Lord Manderly lo decía en otras palabras “Mí pienso que Lord Alaric no ha descargado los intestinos desde que cumplió la docena”.

Su recepción en Invernalia no hizo nada para quitar a la reina sus miedos sobre lo que podía esperar de la Casa Stark. Incluso antes de desmontar para hincar la rodilla, Lord Alaric miró de reojo a las ropas de su Majestad y dijo “espero que haya traído algo más caliente que eso”. Procedió entonces a declarar que no quería a su dragón dentro de sus muros “No he estado en Harrenhal, pero sé lo que sucedió allí”. Sus caballeros y damas serían recibidos cuando llegaran “y el rey también, si encuentra el camino” pero no deberían prolongar su estancia. “Esto es el Norte, y el invierno se acerca. No podemos alimentar a un millar de hombres por mucho tiempo”. Cuando la reina aseguró que solo una décima parte de ese número vendría, lord Alaric gruñó y dijo “Eso es bueno. Menos sería aún mejor". Como ella había temido, lord Stark estaba claramente infeliz por el hecho de que el rey Jaehaerys no se hubiera dignado a acompañarle, y confesó que no estaba seguro sobre cómo entretener a una reina: “Si esperáis bailes, mascaradas y danzas, habéis venido al sitio equivocado”.

Lord Alaric había perdido a su mujer tres años antes. Cuando la reina expresó su pesar por nunca haber tenido el placer de conocer a Lady Stark, el norteño dijo “Ella era un Mormont de la Isla del Oso, y ninguna dama para sus estándartes, pero ella atacó con un hacha con una manada de lobos cuando tenía doce años, mató a dos y cosió una capa con sus pieles. Me dio dos hijos fuertes también, y una hija tan dulce como cualquiera de vuestras damas sureñas.”

Cuando su Majestad sugiró que estaría encantada de concertar matrimonios para sus hijos con las hijas de grandes lores sureños, Lord Stark lo rechazó bruscamente: “Mantenemos a los antiguos dioses en el Norte” dijo a la reina, “Cuando mis chicos tomen una esposa, se casarán ante un árbol corazón, no en algún septo sureño.”

Alysanne Targaryen, sin embargó, no se rindió fácilmente. Los lores sureños honraban tanto a los antiguos dioses como a los nuevos, dijo a Lord Alaric, y casi todos los castillos que conocía tenían un bosque de dioses además de un septo. Y había ciertas casas que nunca habían aceptado a Los Siete, igual que los norteños; los Blackwoodde las Tierras de los Ríos los más destacados, y quizás hasta una docena más. Incluso un lord tan seco y duro como Alaric Stark no podía hacer nada ante la tozudez encantadora de la reina Alysanne. Se permitiría pensar en lo que decía la reina, y comentaría el asunto con sus hijos.

Cuánto más tiempo pasaba la reina, más cálido era Lord Alaric con ella, y al pasar el tiempo Alysanne llegó a darse cuenta que no todo lo que se decía de él era cierto. Era cuidadoso con los dineros, pero no tacaño; no era cierto que no tuviera ningún sentido del humor, aunque su humor era afilado como un cuchillo; y sus hijos, hija y la gente de Invernalia le quería mucho. Una vez que el hielo inicial se había deshecho, lord Stark llevó a la reina a cazar alces y jabalíes en el bosque de lobos, le enseñó los huesos de un gigante y le permitió que deambulara todo lo que quisiera en la modesta librería del castillo. Incluso se dignó a acercarse a Ala de Plata, aunque a regañadientes. Las mujeres de Invernalia quedaron prendidas también de los encantos de la reina, una vez que la conocieron; su Majestad acabó siendo especialmente cercana con la hija de Lord Alaric, Alarra. Cuando el resto de la corte de la reina finalmente apareció en las puertas del castillo, tras luchar por rutas sin caminos entre ciénagas y nieves veraniegas, la carne y la bebida fluyeron ampliamente, pese a la ausencia del rey.

Mientras tanto las cosas no iban igual de bien en Desembarco del Rey. Las discusiones sobre la paz se alargaban más de lo anticipado, porque la acritud entre las dos Ciudades Libres era más profunda de lo que conocía Jaehaerys. Cuando su Majestad intentó arreglar un acuerdo, ambas partes le acusaron de favorecer al otro. Mientras el príncipe y el arconte discutían, las luchas empezaron a sucederse entre sus hombres dentro de la ciudad, en posadas, burdeles y tabernas. Un guardia pentoshi fue emboscado y asesinado, y tres noches más tardes la propia galera del arconte fue incendiada mientras estaba en los muelles. La marcha del rey era retrasada una y otra vez.

En el Norte, la reina Alysanne estaba cansada de esperar, y decidió dejar Invernalia por un tiempo y visitar a los hombres de la Guardia de la Noche en Castillo Negro. La distancia no era pequeña, incluso volando. Su Majestad aterrizó en Último Hogar y algunas fortalezas más pequeñas de camino, para la sorpresa y encanto de sus lores, mientras una porción de su comitiva marchaba tras ella (el resto permaneció en Invernalia).

La primera vista del Muro dejó a a Alysanne sin aliento, su Majestad diría más tarde al rey. Había dudas sobre cómo la reina podría ser recibida en Castillo Negro, ya que muchos de los hermanos negros habían sido miembros de los Clérigos Humildes y los Hijos del Guerrero antes de que esas órdenes hubieran sido abolidas; pero Lord Stark mandó cuervos por adelantado para que su recibimiento fuera más cálido, y el Lord Comandante de la Guardia de la Noche, Lothor Burley, reunió a ochocientos de sus más destacados hombres para recibirle. Esa noche los hermanos negros festejaron junto a la reina con carne de mamut, aguamiel y cerveza negra.

Cuando el amanecer llegó al día siguiente Lord Burley llevó a su Majestad a lo alto del Muro: “Aquí termina el mundo”, le dijo, gesticulando hacia la vasta extensión verde del Bosque encantado más allá. Burley se disculpó por la calidad de la comida y bebida presentadas ante la reina, y la rudeza de los acomodos en Castillo Negro. “Hacemos lo que podemos, su Majestad” explicó el Lord Comandante, “pero nuestras camas son duras, nuestro salones son fríos y nuestra comida…”

“ …es nutritiva”, finalizó la reina. “Y eso es todo lo que requiero. Me placerá comer lo mismo que vos”.

Los hombres de la Guardia de la Noche quedaron impactados por el dragón de la reina tanto como la gente de Puerto Blanco, aunque la propia reina se dio cuenta de que a Ala Plata “no le gustaba el Muro. Aunque era verano y el Muro estaba llorando, el frío del hielo se podía sentir siempre que el viento soplaba, y cada torbellino hacía al dragón sisear y chascar. Tres veces he volado con Ala de Plata sobre Castillo Negro, y tres veces he querido llevarle más allá del Muro Alysanne escribió a Jaehaerys, “pero cada vez que lo hacía ella se retiraba hacia el sur y rechazaba ir. Nunca antes ella había rechazado llevarme donde yo quería. Me reí cuando descabalgué, para que los hermanos negros no se dieran cuenta de lo que me pasaba, pero me preocupó entonces y me preocupa aún”.

Lo que nos deja

  • Alysanne, esposa de Jaehaerys I, se lleva todo el protagonismo de este capítulo dándonos a entender que todo el éxito que tuvo el rey fue gracias a ella.
  • Las partes subrayadas son referencias contrarias de lo que hemos visto en ‘Juego de Tronos’, pues nos indican que este libro forma parte del universo literario de George R.R. Martin.
  • Sobre la frase “los dragones no pueden cruzar el muro”. ¿Se refiere a que ningún ente mágico puede hacerlo?
  • Alaric Stark tiene una reputación de tacaño y duro, pero cuando lo conoces nos recuerda mucho a Stannis Baratheon.
  • El luchador que termina siendo mujer, nos recuerda mucho a Lyanna Stark y a la historia del Caballero del árbol sonriente.
  • Vemos como Poniente, según muestra el capítulo, es un lugar intermedio entre las disputas de naciones extranjeras y Ciudades Libres.
  • Sombra Escarlata es mujer. La espada jurada de la reina era una mujer.
  • La biblioteca de Invernalia es modesta para este capítulo, pero para Tyrion, en “Canción de Hielo y Fuego”, es impresionante.
  • La Guardia de la Noche empieza su declive.

Texto extraído de: Los Siete Reinos

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