Si bien se puede afirmar que la popular serie Game of Thrones se desarrolla en un ambiente ficticio y que abundan los elementos mágicos y sucesos fantásticos, no es menos cierto que mucho de lo que acontece en los Siete Reinos tiene un fundamento científico.
Probablemente los creadores de la serie no hayan tenido la intención de explicarnos principios científicos, pero definitivamente contiene aspectos que nos enseña cómo funciona la ciencia en el mundo real.
QUÍMICA E INGENIERÍA
El Fuego Valyrio puede ser uno de los ejemplos más notables. Esta temible arma se describe como un líquido verde volátil altamente inflamable que puede encender cualquier material, incluso en el agua.
A lo largo de la historia ha habido versiones reales de algo parecido al Fuego Valyrio. El más misterioso es probablemente el llamado Fuego Griego, un líquido con el que los ejércitos romanos rociaban las naves enemigas en el siglo VII incendiándose irremediablemente.
Aunque nadie está seguro de qué estaba hecho el Fuego Griego, se cree que su composición incluía desde azufre y petróleo líquido hasta cal viva, betún y brea ardiente.
Siglos más tarde, el arma líquida conocida como napalm golpeó la escena y dejó constancia de su capacidad destructiva, cuando estuvo en manos de las fuerzas estadounidenses durante la guerra de Vietnam.
Por supuesto, ninguna de esas sustancias era verde, pero realmente es posible hacer un líquido que al quemarse emane una llama verde. Recientemente, se publicó en YouTube un vídeo que muestra cómo con polvo de ácido bórico, metanol y luces químicas, se logra la particular coloración del Fuego Valyrio mostrado en la serie.
Pero además de reacciones químicas, en Game of Thrones abundan los ejemplos de una ingeniería impresionante, y quizás la más representativa sea El Muro. Esta fenomenal estructura de hielo de 200 metros de alto y 500 kilómetros de largo, separa y protege los Siete Reinos de lo que habita más allá del norte.
Para construir algo tan descomunal se requiere un esqueleto de acero hueco, pilas profundas y una grúa de carga increíblemente alta. Pero en nuestra historia ha habido civilizaciones con la capacidad de construir monumentos grandiosos sin contar con las facilidades que provee la tecnología moderna, como las pirámides de Egipto, por poner solo un ejemplo.
NEUROLOGÍA Y CLIMATOLOGÍA
Si orientamos la atención hacia los personajes, hay uno caso digno de revisión neurológica: Hodor, un sirviente de la casa Stark que sólo es capaz de pronunciar una palabra: “Hodor”.
El programa finalmente explica la razón de su limitación verbal, pero si Hodor existiera en el mundo real, probablemente padecería de un trastorno neurológico conocido como afasia de Broca.
Esta condición es causada por una lesión en la región centrada en el lenguaje del cerebro. Louis Victor Borges fue el primer caso documentado de este trastorno, y de modo similar al personaje de Game of Thrones, este paciente solo era capaz de pronunciar una palabra, en este caso: “tan”.
Probablemente una de las frases más repetidas en la serie sea “el invierno se acerca” y eso se debe a que el programa se desarrolla en un en un mundo que tiene temporadas climáticas dramáticamente largas e impredecibles.
Al respecto, varios científicos han intervenido sugiriendo algunas explicaciones científicas bastante persuasivas. Por ejemplo, las estaciones de un planeta provienen de una inclinación en su eje. Cuanto más inclinada está, más largas son las estaciones. Este es el caso de Urano, cuya inclinación axial de 98 grados le da al planeta un invierno de 42 años.
Es posible que el planeta donde se desarrolla la serie tenga estos cambios estacionales de longitud impredecible por tener un eje “tambaleante” que cambia su ángulo a lo largo de su órbita.
La explicación también podría reducirse a la ciencia del clima: tal vez los volcanes de la península de Valyria estallan de vez en cuando, llenando la atmósfera con nubes de ácido sulfúrico que bloquean la luz solar y crean algo parecido al invierno.
Si bien ninguna de estas explicaciones saldrá en el programa, al menos nos ayudan a aprender más sobre la ciencia en el mundo real.